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El año pasado pudimos realizar una actividad en los picos de Europa que cualquier escalador español desearía hacer por lo menos una vez en la vida , escalar el mítico Naranjo de Bulnes o Urriellu como le llaman por alli en asturias.
Para ello escogimos la gran clásica del Picu, abierta en 1944 por los guías Alfonso y Juan Tomas Martínez (hijos de Víctor , fundador de la saga de guías “los Martínez de Camarmeña” ) en su busca de un itinerario directo y seguro para llevar clientes a la cumbre.
La ascensión se divide en dos partes, una primera parte de escalada propiamente dicha de 110 m de longitud divididos en cuatro largos y una segunda parte de 110 m también de trepada en la zona superior conocida como el anfiteatro.
La vía comienza en la parte central del “zócalo” que esta al pie de la cara sur.
Primer largo: son 15 m. los cuales comienzan por unos canalizos bastante verticales con chorreras negras, para en unos movimientos hacia la derecha llegar al nicho en el cual se halla la 1ª reunión.
Segundo largo: unos 40m que comienzan en una pequeña travesía horizontal hacia la derecha, que enlaza con una fisura / canalizo que asciende hacia la derecha embocando en una serie de pequeños nichos con buenos agarres, aunque un poco pulidos. De ellos se sale hacia la izquierda sin dejar de ascender, para llegar a la gran terraza central, en la que se hace reunión.
Tercer largo: es el mas corto y el mas sencillo de toda la ascensión, sus 25 m. no llegan al IV º. Es un diedro chimenea, con algún paso mas difícil a la entrada pero sin complicaciones.
Cuarto largo: 30 metros nos separan del anfiteatro. Un gran canalizo que sale de la misma reunión nos llevara hasta arriba; su dificultad es de IV+ y esta se concentra en los últimos movimientos, donde la pared aumenta un poco su verticalidad pero sigue manteniendo muy buenos agarres.
Una vez en el anfiteatro, para hacer cumbre treparemos primero con dirección derecha para cruzar casi en horizontal hasta el centro del “cuenco”, por donde una gran grieta nos depositará en la cresta cimera para seguir hasta la cumbre. La trepada del anfiteatro carece de dificultad pero debemos extremar las precauciones, pues hay abundancia de piedras sueltas y en caso de que se muevan o caigan son un peligro para las personas que se encuentren por debajo de nuestra posición. Una preciosidad de vía que además se suele convertir en el pasaporte para la realización de futuras escaladas de mayor envergadura ya sea en el Picu o fuera de él. Fue una gran experiencia que hay que repetir. |